El susurro de los ángeles
RITUAL DEL PILAR DEL MEDIO
- Realice el Ritual de la Relajación.
- Sitúese con las manos a los lados y los ojos cerrados; respire de forma regular y relajada y, sobre todo, intente que su mente se encuentre en un estado tranquilo, sereno y calmado.
- Dirija su atención justo encima de su cabeza. Debería haber una esfera de brillo blanco justo en este punto, visualícela. Contemple este brillo blanco con un sentimiento parecido al temor: es el equivalente espacial al núcleo vital de su ser, su yo superior, su enlace con lo Divino. Como consecuencia de esta contemplación el brillo debería intensificarse. Ahora, pronuncie con voz vibrante el nombre de Dios, “E-hy-é”, tres o cuatro veces. La esfera debería ser aún más brillante.
- Ahora, visualice un rayo delgado de luz que desciende del brillo hasta el centro de su cabeza y que termina en su nuca. Aquí el rayo se ensancha y se convierte en una esfera de luz, aunque no tan grande como la superior. En este punto, debería visualizar simultáneamente la esfera brillante que se encuentra encima de usted, la pequeña esfera de luz en la base de su nuca y el rayo luminoso que las conecta. Comprenda que éste es el enlace entre su consciente y su yo superior y, con esto, la esfera de su nuca debería aumentar de tamaño y de intensidad. Pronuncie con voz vibrante el nombre de Dios, “Yod-He-Vav-He” “El-ohim”, tres o cuatro veces.
- Teniendo muy presente lo anterior, haga descender por su torso el rayo luminoso, desde la esfera de luz de su nuca, y encienda el plexo solar en forma de esfera. Comprenda que esta esfera representa su conciencia y, con esto, debería aumentar de tamaño y de intensidad. Es posible que sienta que le calienta un Sol interior. Pronuncie con voz vibrante el nombre de Dios, “Yod-HeVav-He” “El-o-á Ve-da-at”, tres o cuatro veces.
- De igual forma, vea la luz descender hacia la zona de sus genitales y formar allí una esfera. Aquí, contémplese como dueño de su yo «inferior». El nombre de Dios que debe pronunciar con voz vibrante tres o cuatro veces es “Sa-dai El Chai”.
- De nuevo, la luz debe descender, ahora para formar una esfera que abarque los dos pies, junto al suelo; es decir, la mitad de la esfera debe encontrarse por encima del suelo, cubriendo sus pies, y la otra mitad bajo el suelo, debajo de los pies. El nombre de Dios que debe pronunciar con voz vibrante tres o cuatro veces es “A-do-nay” “Ha-ar-ets”.
- En este punto, debería tener grandes esferas de luz sobre su cabeza, en el cuello, en el plexo solar, en las ingles y en los pies. Cada esfera de luz debería estar conectada con la inmediatamente superior y la inmediatamente inferior mediante un rayo luminoso.
- Permanezca en este estado tanto tiempo como desee. Luego, haga una inspiración profunda y, al exhalar, visualice las imágenes difuminarse y hacerse invisibles. Siguen estando allí, pero ya no puede verlas. Esto completa el Ritual del Pilar del Medio.
Activarlo
- Realice el Ritual de la Relajación.
- Sitúese con las manos a los lados y los ojos cerrados; respire de forma regular y relajada y, sobre todo, intente que su mente se encuentre en un estado tranquilo, sereno y calmado.
- Dirija su atención justo encima de su cabeza. Debería haber una esfera de brillo blanco justo en este punto. Si no es así, visualícela. Tómese su tiempo. Contemple este brillo blanco con un sentimiento parecido al temor: es el equivalente espacial al núcleo vital de su ser, su yo superior, su enlace con lo Divino. Como consecuencia de esta contemplación el brillo debería intensificarse. Ahora, pronuncie con voz vibrante el nombre de Dios, “E-hy-é”, tres o cuatro veces. La esfera debería ser aún más brillante.
- Ahora, visualice un rayo delgado de luz que desciende del brillo hasta el centro de su cabeza y que termina en su nuca. Aquí el rayo se ensancha y se convierte en una esfera de luz, aunque no tan grande como la superior. En este punto, debería visualizar simultáneamente la esfera brillante que se encuentra encima de usted, la pequeña esfera de luz en la base de su nuca y el rayo luminoso que las conecta. Comprenda que éste es el enlace entre su consciente y su yo superior y, con esto, la esfera de su nuca debería aumentar de tamaño y de intensidad. Pronuncie con voz vibrante el nombre de Dios, “Yod-He-Vav-He” “El-ohim”, tres o cuatro veces.
- Teniendo muy presente lo anterior, haga descender por su torso el rayo luminoso, desde la esfera de luz de su nuca, y encienda el plexo so-lar en forma de esfera. Comprenda que esta esfera representa su conciencia y, con esto, debería aumentar de tamaño y de intensidad. Es posible que sienta que le calienta un Sol interior. Pronuncie con voz vibrante el nombre de Dios, “Yod-HeVav-He” “El-o-á Ve-da-at”, tres o cuatro veces.
- De igual forma, vea la luz descender hacia la zona de sus genitales y formar allí una esfera. Aquí, contémplese como dueño de su yo «inferior». El nombre de Dios que debe pronunciar con voz vibrante tres o cuatro veces es “Sa-dai El Chai”.
- De nuevo, la luz debe descender, ahora para formar una esfera que abarque los dos pies, junto al suelo; es decir, la mitad de la esfera debe encontrarse por encima del suelo, cubriendo sus pies, y la otra mitad bajo el suelo, debajo de los pies. El nombre de Dios que debe pronunciar con voz vibrante tres o cuatro veces es “A-do-nay” “Ha-ar-ets”.
- En este punto, debería tener grandes esferas de luz sobre su cabeza, en el cuello, en el plexo solar, en las ingles y en los pies. Cada esfera de luz debería estar conectada con la inmediatamente superior y la inmediatamente inferior mediante un rayo luminoso.
- Permanezca en este estado tanto tiempo como desee. Luego, haga una inspiración profunda y, al exhalar, visualice las imágenes difuminarse y hacerse invisibles. Siguen estando allí, pero ya no puede verlas. Esto completa el Ritual del Pilar del Medio.
Comentarios
Recuerde las instrucciones de cómo pronunciar las palabras con voz vibrante. Debe pronunciar cada palabra con la vibración adecuada y sentir vibrar la zona adecuada de su cuerpo.
Si en cualquier punto tuviera problemas o dificultades para formar una esfera de luz o un rayo luminoso, NO siga luchando minuto tras minuto hasta que empiece a sudar. En lugar de esto, deténgase donde se encuentre y complete el noveno paso con el recorrido que haya hecho. El problema podría deberse a varias razones. Normalmente, son problemas de naturaleza mental cuyo origen puede ser consciente o inconsciente. Si repite diariamente este ritual, acabará superando cualquier problema de una forma natural y suave. Esto le convertirá en una persona mejor, más fuerte y más feliz.
Nota: Normalmente, al cabo de dos o tres meses de trabajo regular, los alumnos empiezan a informar de fenómenos poco habituales. Es posible que crean que ven, oyen o incluso sienten… ¡cosas extrañas! Esto es perfectamente normal. Ha estado usted trabajando con lo que yo llamo los Sentidos Astrales. Los Sentidos Astrales incluyen la capacidad de ver, oír, etc., en los planos superiores. Cualquier cosa que usted experimente ha estado siempre allí, sólo que ahora, por primera vez, usted ha abierto sus sentidos lo suficiente como para poder ser consciente de ello. No pueden hacerle ningún daño.
Textos sacados de: El gran libro de los rituales mágicos
Once lecciones de Alta Magia
de Donald Michael Kraig
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